DEFINICIONES DE LA GEOPOLÍTICA

 

 

A continuación abordaremos las diferentes definiciones de geopolítica de los distintos autores y escuelas para, así, disponer de una perspectiva general acerca de las diversas maneras de entender esta materia.

 

La geopolítica clásica

 

Por geopolítica clásica suele entenderse aquellos enfoques que se formaron en los inicios de la geopolítica. Así, entre estos puntos de vista encontramos lo dicho en su momento por el creador de la geopolítica, Rudolf Kjellén. Este autor definió la geopolítica del siguiente modo: “Geopolítica es la ciencia que concibe al Estado como un organismo geográfico o como un fenómeno en el espacio”.[1] Se trata de una definición que no aporta demasiado por sí misma, y que exige tener en cuenta, de una manera más amplia, el pensamiento de este autor. En lo que a esto respecta Kjellén concebía el Estado como organismo viviente, y que como tal está dominado en su constitución interna por la geografía y la población, y de un modo secundario por la economía, la sociedad y el gobierno.

El punto de vista de Kjellén influyó decisivamente en el posterior desarrollo de la geopolítica, al menos en sus etapas iniciales. Esto es lógico dado que fue este politólogo sueco el que acuñó el nuevo concepto. Esto se reflejó con bastante claridad en la Geopolitik, o geopolítica alemana, en la medida en que la obra de Kjellén tuvo una muy buena acogida en Alemania donde fue ampliamente leído. Por este motivo nos encontramos con que autores como Richard Henning y Leo Körholz, en la misma línea que Kjellén, entendieron por geopolítica lo siguiente: “La influencia de los factores geográficos en la más amplia acepción de la palabra, sobre el desarrollo político en la vida de los pueblos y Estados”.[2]

Sin embargo, la definición que generalmente suele identificarse más con la de la geopolítica clásica es la ofrecida por Karl Haushofer y sus colegas de la Geopolitik. Así es como en 1928 fue publicada una definición oficial de la geopolítica. “La geopolítica es la ciencia de las relaciones de ámbito mundial de los procesos políticos. Está basada en los amplios cimientos de la geografía, especialmente de la geografía política, la cual es la ciencia de los organismos políticos en el espacio y de la estructura de los mismos. Además, la geopolítica se propone proporcionar los útiles para la acción política y las directrices para la vida política como conjunto. De este modo la geopolítica se convierte en un arte, es decir, el arte de guiar la política práctica. La geopolítica es la conciencia geográfica del Estado”.[3]

Lo anterior no impidió que en otros lugares los autores de la anterior definición se manifestaran de diferente manera, como por ejemplo el mismo Haushofer quien llegó a hacer la siguiente definición: “Geopolítica es la base científica del arte de la actuación política en la lucha a vida o muerte de los organismos estatales por el espacio vital (Lebensraum)”.[4]

Así pues, en las definiciones iniciales de la geopolítica han tendido a considerarla un instrumento al servicio de la política de poder de los Estados, y más concretamente al servicio de los intereses y ambiciones imperialistas y expansionistas de las grandes potencias. Esto es lo que explica, por tanto, que los primeros autores de la geopolítica, como ocurre con la Geopolitik, la concibieran como un arte y una ciencia que tiene una clara orientación práctica al suscitar, justificar y conducir las manifestaciones de la dinámica del Estado.

Sin abandonar la geopolítica clásica, pero desde una perspectiva diferente a la de la Geopolitik, encontramos aportaciones hechas por otros autores como es el caso de Nicholas Spykman. Aunque Spykman no llegó a definir la geopolítica con precisión le atribuyó tres significados diferentes. El primero de ellos es la asociación que hizo de la geopolítica con la escuela histórico-filosófica de la Alemania nazi, que por medio de la geopolítica buscó la forma de legitimar la expansión territorial y el imperialismo del Estado alemán. Otra forma de entender la geopolítica es aquella que la considera sinónimo de la geografía política. Y la tercera y última interpretación de la geopolítica es la que la considera el estudio y la planificación de una política de seguridad que es dependiente de los factores geográficos y de las características concretas que impone el medio, especialmente en aquellas zonas en las que se manifiestan las tensiones entre países. Spykman se adhirió a esta última definición, de forma que la geopolítica tiene la finalidad de responder a cuestiones de importancia estratégica y garantizar la seguridad del Estado.

 

La geopolítica neoclásica

 

Tras la Segunda Guerra Mundial la geopolítica cayó en un amplio descrédito debido a que fue identificada como un elemento justificador de la política expansionista de Alemania, y consecuentemente como uno de los propiciadores de la guerra. Esto es lo que hizo que quedase recluida a un ámbito muy limitado de expertos, generalmente ligados a la seguridad nacional, y que los estudios geopolíticos fuesen desarrollados en torno a cuestiones de carácter estratégico y militar. Sin embargo, nada de esto impidió que la geopolítica resurgiera, ya en la década de 1970, gracias a su relanzamiento de la mano de Henry Kissinger.

Así pues, fue en 1970 cuando hizo su aparición la denominada geopolítica neoclásica. La principal característica de esta geopolítica, a diferencia de la geopolítica clásica, es su estrecha relación con la geoestrategia y el hecho de haber surgido en el contexto internacional e histórico de la guerra fría. Esto hizo que prestase especial atención a los efectos geográficos de la ubicación y otras características del territorio en la política exterior del Estado y en sus relaciones con otros países. Pero otro rasgo que la diferencia de la geopolítica anterior es que no considera al Estado un organismo vivo, sino más bien como una caja negra en la que las decisiones son tomadas en función del interés y la seguridad nacional.

En este corriente no encontramos tanto una definición explícita de la geopolítica, y por tanto un interés manifiesto en concretar desde un prisma teórico el contenido sustantivo de la geopolítica, como una preocupación por las cuestiones de seguridad nacional enfocadas desde una perspectiva geopolítica o geoestratégica. En estos estudios es en los que podemos identificar una forma específica de concebir la geopolítica. Pero a pesar de esto sí contamos con alguna aportación sustantiva ofrecida por uno de los principales exponentes de esta escuela. Nos referimos concretamente a Saul Cohen. ““Geopolitics” is defined in this volume as the analysis of the interaction between, on the one hand, geographical settings and perspectives and, on the other, political processes. The settings are composed of geographical features and patterns and the multilayered regions that they form. The political processes include forces that operate at the international level and those on the domestic scene that influence international behavior. Both geographical settings and political processes are dynamic, and each influences and is influenced by the other. Geopolitics addresses the consequences of this interaction”.[5]

 

La geopolítica subversiva

 

A finales de la década de 1960 y comienzos de 1970 hizo su aparición una nueva escuela de pensamiento geopolítico que es conocida como geopolítica subversiva. Su surgimiento se produjo en Francia al calor de la rebelión de 1968 y los acontecimientos de la guerra de Vietnam. Se desarrollo a través de las páginas de la revista Hérodote que estuvo encabezada por Yves Lacoste. En líneas generales el surgimiento de esta corriente fue en gran parte el resultado de la politización de las ciencias sociales en aquel momento. Esta circunstancia hizo que la geografía no escapase a dicha politización, y que se reflejase en la aparición de un enfoque subversivo de la geopolítica.

Como consecuencia de lo anterior la geografía fue redefinida ya no tanto como una geografía de los Estados sino más bien como una geografía de la política. Esto hizo que la atención fuese centrada en cómo el poder se concentra en algunos lugares, y cómo la organización política privilegia a unos grupos en ciertos lugares en detrimento de otros también en otras partes, e igualmente el estudio del funcionamiento de las fronteras como instrumentos de exclusión e inclusión.

Así pues, la geopolítica subversiva fue esencialmente una crítica de la geopolítica clásica al estar orientada para preparar y hacer la guerra, y por ello ser un instrumento al servicio de los Estados poderosos. Esto se reflejó en el modo de entender la geografía como un saber estratégico y un conocimiento político que está íntimamente ligado a la estrategia militar y al ejercicio del poder político, lo que no deja de ser una clara muestra de la politización a la que fue sometida esta disciplina en el periodo histórico en el que surgió la geopolítica subversiva.

No encontramos tanto una definición explícita y categórica de la geopolítica como una manera concreta de entenderla que se manifiesta en la forma de estudiar la relación entre las condiciones geográficas y el ejercicio del poder. Y más concretamente a partir de una noción de la geografía como saber estratégico, lo que hace que su principal finalidad sea, como ha sido indicado, preparar y hacer la guerra. Pero además de esto también sirve para ejercer funciones de gobierno.

Pero la cuestión aquí es, entonces, cómo sintetizar el modo en el que esta escuela entiende la geopolítica. Lo más adecuado es remitirse a las palabras del propio Lacoste a este respecto en la medida en que puede ser considerado con toda justicia el autor más relevante de esta corriente. En líneas generales la geopolítica es concebida como el estudio de las rivalidades de diferentes poderes en el medio geográfico en el que se disputan el control de territorios. Rivalidades que no se circunscriben a los Estados sino que incluyen a otros actores. El propio Lacoste lo resumió así: “Le terme de géopolitique, dont on fait de nos jours de multiples usages, désigne en fait tout ce qui concerne les rivalités de pouvoirs ou d’influence sur des territoires et les populations qui y vivent: rivalités entre des pouvoirs politiques de toutes sortes –et pas seulement entre des États, mais aussi entre des mouvements politiques ou des groupes armés plus ou moins clandestins– rivalités pour le contrôle ou la domination de territoires de grande ou petite taille”.[6]

 

La no-geopolítica

 

Otra escuela o corriente en el seno de la geopolítica es la de los autores de la no-geopolítica, cuyo origen está al final de la década de 1970 y comienzos de la de 1980. Se trata de un enfoque que trata de hacer de la geopolítica una disciplina neutral, y por tanto despolitizada. Los autores que se encuadran en esta no-geopolítica se oponen, entonces, al abuso que ha sufrido el conocimiento geopolítico y aspiran a construir una geografía científica y neutral de las relaciones internacionales.

En la medida en que estos autores tienden a identificar la geopolítica con la geografía política, debido sobre todo a que en su mayoría proceden del ámbito de la geografía, el modo de entender la geopolítica está revestido de un ligero matiz. Este no es otro que verla como una aplicación de la geografía política y de los conocimientos por esta creada. Esto es lo que a su juicio hace que la geopolítica esté orientada sobre todo hacia la política, y no hacia el conocimiento.[7] La consecuencia de esto es que la geopolítica se circunscribe en su mayor parte a cuestiones relacionadas con la política exterior de los Estados, mientras que la denominada geopolítica formal se limita a las reflexiones que llevan a cabo los académicos en torno a las relaciones internacionales. Esta última forma de geopolítica se encarga de analizar de un modo crítico la geopolítica práctica.

A diferencia de otras corrientes la no-geopolítica no se ha caracterizado por hacer grandes aportaciones en el ámbito teórico, lo que queda patente en la escasa atención prestada en el proceso de teorización mismo y en la definición de la geopolítica. Es por esto que no es habitual encontrar una definición explícita de la geopolítica, sino que por el contrario se desarrollan estudios sobre unan serie de presupuestos que conforman el trasfondo teórico de estas investigaciones. Por esta razón los trabajos de la no-geopolítica suelen ser de carácter descriptivo, al margen de que puedan contener una dimensión crítica.

 

La geopolítica marxista

 

El concepto de geopolítica marxista es utilizado para hacer referencia a aquellos geógrafos que, desde posiciones ideológicas marxistas, desarrollaron una geopolítica que centró la atención en la dinámica del sistema capitalista y de la economía mundial.

Al igual que en otras escuelas geopolíticas no existe una definición explícita de la geopolítica desde el punto de vista de esta corriente, sino que por el contrario nos vemos obligados a analizar los distintos trabajos que se encuadran en esta escuela para, a partir de lo planteado en los mismos a través de sus particulares análisis, esbozar el modo concreto en el que es entendida la geopolítica.

A grandes rasgos se trata de un intento por dotar al pensamiento marxista de la dimensión espacial de la que carece. El enfoque general de la geopolítica marxista es de entender la interacción dialéctica que se produce entre el proceso social y el espacio geográfico para, de este modo, ofrecer opciones reales para el futuro de los propios procesos sociales. La geopolítica, entonces, es vinculada a la interacción que se da entre el propio desarrollo histórico del capitalismo y los efectos geopolíticos que este ha tenido. Esto queda especialmente claro en la obra de David Harvey quien hace uso del materialismo histórico-geográfico como método de investigación.[8]

También encontramos el enfoque de Immanuel Wallerstein desde un planteamiento marxista, aunque a diferencia de David Harvey centrado en el análisis del desarrollo del sistema-mundo producido por el capitalismo. En lo que a esto respecta la escala de análisis geográfico de Wallerstein es mundial, y orienta la atención de la geopolítica hacia la dilucidación de las relaciones de dominación y dependencia que se producen a esa misma escala global en el seno del sistema capitalista. A esto se suma la organización del espacio mediante la existencia de diferentes centros y periferias, de modo que la razón de la geopolítica, entendida en estos términos, es el estudio de estas interacciones que se concretan en la dialéctica Norte-Sur.

Por tanto, la geopolítica viene a complementar, e incluso completar, el análisis marxista de la historia, y más concretamente del desarrollo del capitalismo como sistema social y político al centrarse en los efectos geopolíticos de este. Esto quiere decir que la geopolítica está subordinada a la economía y a las relaciones sociales ligadas al mundo de la producción capitalista, de lo que se infiere que constituye un instrumento de análisis para entender cómo el capitalismo organiza el espacio y, en definitiva, despliega sobre este las relaciones de explotación y dominación que le son inherentes.

 

La geopolítica crítica

 

Cuando hablamos de geopolítica crítica en unos términos generales y amplios es preciso matizar que sería más correcto hablar de geopolíticas críticas, pues no existe una geopolítica crítica en singular. Encontramos la “green geopolitics”, la geopolítica feminista, la geopolítica postcolonial, etc. Y cada una de estas corrientes críticas tiene su particular manera de conceptualizar la geopolítica, aunque es bastante frecuente que en la mayoría de ellas se haga notar la influencia de la sociología constructivista y la filosofía postmoderna.

Sin embargo, lo habitual es que la geopolítica crítica sea identificada con sus iniciadores, y más concretamente con lo dicho desde la década de 1980 por autores como Gearóid Ó Tuathail, Simon Dalby, John Agnew y Stuart Corbridge entre otros.[9] Así, esta geopolítica se caracteriza por ser sobre todo una crítica de la geopolítica clásica o tradicional al partir de unos presupuestos filosóficos diametralmente opuestos que le llevan a cuestionar el carácter objetivo y científico que aquella se atribuyó. Este planteamiento tiene su fundamento en la filosofía postmoderna y las premisas del postestructuralismo.

Las aportaciones hechas a la geopolítica por esta corriente no son nada desdeñables, sobre todo por la importancia conferida al proceso de teorización mismo, lo que ha hecho posible una redefinición de la geopolítica en unos términos completamente nuevos. Así, la originalidad de esta escuela de pensamiento radica en que concibe la geopolítica como una práctica discursiva que se encarga de moldear la forma en que el espacio es pensado, y de esta manera configura las estructuras sociopolíticas que influyen en el comportamiento político. Por tanto, la geopolítica se encarga de la producción de un imaginario geopolítico que representa el espacio geográfico, y lo hace por medio de redes discursivas que, a su vez, obedecen a una intencionalidad política y, consecuentemente, a unos intereses concretos que son los de las elites mandantes.

La particularidad de la geopolítica crítica es que su base filosófica postmoderna hace que la realidad sea considerada un producto del lenguaje, de las redes discursivas que con su textualidad desempeñan una función performativa. Esto hace que dichos discursos creen y formen los objetos de los que hablan. Entonces, la geopolítica, como práctica discursiva, se encarga de construir la realidad misma en la medida en que esta está formada por ideas, significados, etc., contenidos en los discursos que moldean la forma en que es representada la realidad.

 

Conclusiones

 

La principal conclusión que puede extraerse de todo lo hasta ahora comentado es que no existe una única definición de la geopolítica, y que por tanto este concepto constituye un significante en disputa en la medida en que cada corriente o escuela de pensamiento lo define en unos términos diferentes y exclusivos. Debido a esto no podemos hablar de una geopolítica en singular, sino más bien de muchas y muy diferentes geopolíticas.

La geopolítica, entonces, no es un concepto unívoco en cuanto a su significado, con lo que cualquier comprensión cabal de lo que esta es, más allá del modo superficial con el que habitualmente es empleada esta palabra en los medios de comunicación, exige tener en cuenta las diferentes perspectivas que existen a la hora de determinar su contenido, pues de otro modo no podrá ser utilizada con rigor en ningún sentido.

Notas:

[1] Citado en Atencio, Jorge E., Qué es la geopolítica, Buenos Aires, Pleamar, 1986, p. 23

[2] Hennig, Richard y Leo Körholz, Introducción a la geopolítica, Buenos Aires, Pleamar, 1977, p. ix

[3] Citado en Strausz-Hupé, Robert, Geopolítica. La lucha por el espacio y el poder, México, Hermes, 1945, pp. 25-26. La definición original está recogida en Haushofer, Karl, Erich Obst, Hermann Lautensach y Otto Maull, Bausteine zur Geopolitik, Berlín, Kurt Vowinckel Verlag, 1928, p. 27

[4] Citado en Weigert, Hans W., Geopolítica. Generales y geógrafos, México, Fondo de Cultura Económica, 1943, p. 25

[5] Cohen, Saul B., Geopolitics of the World System, Lanham, Rowman and Littlefield Publishers, 2003, p. 12

[6] Lacoste, Yves, Géopolitique. La longue histoire d’aujourd’hui, París, Larousse, 2006, p. 8

[7] O’Loughlin, John y Herman van der Wusten, “The Political Geography of Panregions” en Geographical Review Vol. 80, Nº 1, 1990, p. 1

[8] Harvey, David, “The Geopolitics of capitalism” en Gregory, Derek y John Urry (eds.), Social Relations and Spacial Structures, Londres, Macmillan, 1985, pp. 128-163

[9] Ó Tuathail, Gearóid, Critical Geopolitics, Minneapolis, Borderlines, 1996. Agnew, John y Stuart Corbridge, Mastering Space. Hegemony, Territory and International Political Economy, Londres, Routledge, 1995. Ó Tuathail, Gearóid y John Agnew, “Geopolitics and Discourse. Practical Geopolitical Reasoning in American Foreign Policy” en Political Geography Vol. 11, Nº 2, 1992, pp. 190-204. Dalby, Simon, “Critical Geopolitics” en O’Loughlin, John (ed.), Dictionary of Geopolitics, Westport, Greenwood Press, 1994, pp. 56-58

Esteban Vidal

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