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LA NUEVA GEOPOLÍTICA

En este artículo vamos a esbozar los principales rasgos de una nueva geopolítica, conceptualizada en unos términos completamente diferentes de los que históricamente ha caracterizado a diferentes escuelas como la de la geopolítica clásica, la neoclásica, etc.

En primer lugar hay que señalar que en la actualidad la geopolítica está dominada por autores pertenecientes a la denominada geopolítica crítica, pero son cada vez más frecuentes las obras que diferentes especialistas publican desde un enfoque diferente, generalmente de corte tradicional. Esto ha hecho que la geopolítica crítica haya perdido algo de terreno en los últimos años, aunque ello no ha afectado de un modo decisivo a la posición dominante que todavía ostenta.

Aunque no existe una única geopolítica crítica, sino diversas geopolíticas críticas (ecológica, feminista, postcolonial, etc.), generalmente esta escuela es asociada con los autores que acuñaron esta denominación en la década de 1980. Nos referimos concretamente a Gearóid O’Tuathail, Simon Dalby, John Agnew y Stuart Corbridge.[1] Su principal aportación fue la de conceptualizar la geopolítica en términos discursivos, lo que refleja una clara influencia de la filosofía postmoderna. De esta manera la geopolítica es circunscrita al ámbito de las representaciones que son elaboradas y difundidas en el ámbito de la cultura, pero también en el de la política.

No puede negarse que la aportación de la geopolítica crítica es significativa en el plano teórico, especialmente en la medida en que ha puesto de relieve las principales carencias de la denominada geopolítica clásica. Sin embargo, lo que aquí nos interesa es formular la geopolítica en unos términos nuevos con los que remarcar al mismo tiempo su dimensión práctica pero sobre una base ontológica no idealista, como sucede con la geopolítica crítica.

Si en un plano muy general la geopolítica se encarga de abordar el estudio de las relaciones de poder en el espacio geográfico, nuestro planteamiento se basa justamente en analizar cómo se desenvuelven dichas relaciones de poder en un sentido práctico. Por este motivo entendemos la geopolítica sobre todo como una práctica que está presente en el modo en el que las relaciones de poder operan en la organización del espacio. En este sentido la geopolítica se encuentra inserta en multitud de ámbitos donde se producen relaciones de dominación y subordinación.

Obviamente no todas las relaciones sociales son por sí mismas relaciones de poder, pero sí son susceptibles de ser definidas en términos de poder cuando son utilizadas para esa finalidad, es decir, para aumentar el poder de un determinado actor. Esto hace que el dominio económico, tecnológico, cultural, académico, mediático, etc., en los que se desenvuelven múltiples y muy variados tipos de relaciones que eventualmente pueden convertirse en relaciones de poder, o que en su caso expresan la existencia de una estructura de poder en el seno de las que estas se producen y desarrollan.

Por tanto, relaciones sociales como las que se producen en el ámbito económico, laboral, financiero, académico, etc., son relaciones que se desarrollan conforme a sus propios términos, y en las que las decisiones son tomadas según su propia lógica. Esto es debido a que los objetivos de los actores que participan en estas relaciones no es el poder en sí mismo, sino conseguir beneficios, ofrecer un servicio, intercambiar bienes, etc. Por el contrario, cuando el objetivo de estas relaciones se convierte en la búsqueda del poder de algún actor en particular es cuando nos encontramos ante relaciones de poder que, dada su naturaleza, hacen de dichas relaciones un instrumento para la consecución de poder. De esta forma cada actor en este tipo de situaciones trata de conseguir más poder en relación a los demás, y ostentar así una posición dominante con la que ejercer su control sobre las acciones e ideas de otros actores.

Como rápidamente puede deducirse de lo anterior las relaciones de poder implican, a su vez, la existencia de diferentes espacialidades en función del ámbito en el que estas se desarrollan. Tal y como decíamos antes esto puede reflejarse en la economía, la cultura, la tecnología, etc., y no sólo en el terreno político o del Estado. Estas relaciones se plasman en formas específicas de organizar el espacio que reflejan la existencia de centros de poder y periferias, y consecuentemente relaciones de dependencia y subordinación.

Tal y como señaló Yves Lacoste, los Estados no tienen el monopolio de la geopolítica.[2] Sin embargo, esto no significa que los Estados no sean los que establecen el marco general en el que se desenvuelven las relaciones sociales, condicionando de esta manera las relaciones de poder que se producen en infinidad de dominios. Al fin y al cabo el Estado es la organización central a través de la que es organizada el conjunto de la sociedad, con lo que define las condiciones que hacen posible las diferentes relaciones de poder en el ámbito de la economía, la cultura, la política, etc. A esto hay que añadir su papel en la organización del espacio por medio de su territorialización, para lo que formula, diseña y ejecuta múltiples políticas en diferentes esferas.

Dicho todo esto podemos concluir, de modo preliminar, que la geopolítica constituye esencialmente una práctica inserta en las relaciones sociales que se manifiesta en la forma en que es organizado el espacio. Sin obviar el papel central del Estado en la organización del espacio, la geopolítica está presente en multitud de actividades en las que los actores toman decisiones que, de un modo u otro, tienen en cuenta los condicionantes que establece el medio geográfico, lo que hace que dichas decisiones estén geopolíticamente orientadas. En el plano teórico la geopolítica constituye una herramienta de análisis que dilucida la dimensión espacial de las relaciones sociales, y más específicamente de las relaciones de poder, al codificar y sistematizar esas prácticas con las que es organizado el espacio.

 

[1] Ó Tuathail, Gearóid, Critical Geopolitics, Minneapolis, Borderlines, 1996. Ó Tuathail, Gearóid y John Agnew, “Geopolitics and Discourse. Practical Geopolitical Reasoning in American Foreign Policy” en Political Geography Vol. 11, Nº 2, 1992, pp. 190-204

[2] Lacoste, Yves (dir.), Géopolitiques des régions françaises, París, Fayard, 1986, Vol. 1, p. xiii