TEORÍA DEL HEARTLAND DE MACKINDER
En este artículo vamos a explicar someramente qué es la teoría geopolítica del heartland cuyo origen se encuentra en la obra del geógrafo británico Halford J. Mackinder.
En primer lugar hay que señalar que esta teoría fue esbozada de un modo esquemático por el propio Mackinder a principios del s. XX durante una conferencia ante la Royal Geographical Society.[1] En dicha intervención Mackinder expuso su particular visión de la historia sobre una base geográfica. Para ello estableció una división de la historia en función de los descubrimientos geográficos de los pueblos occidentales, lo que le condujo a hablar de una época precolombina, una época colombina que correspondió a la era de los descubrimientos y al cartografiado de la superficie terrestre del planeta, y finalmente una época postcolombina que se corresponde con el completo cartografiado de la tierra.
En el marco de su explicación Mackinder analizó cómo durante la era de los descubrimientos las potencias occidentales se expandieron por el conjunto del planeta a donde llevaron sus mutuas rivalidades. Esta situación hizo que las tensiones de esta competición encontrasen una válvula de escape en ese ámbito geográfico a medida que los imperios europeos colonizaban nuevas y extensas regiones hasta entonces desconocidas.
Juntamente con todo esto Mackinder ofreció una descripción física del continente euroasiático, al mismo tiempo que relacionó sus principales características geográficas con diferentes procesos históricos de relevancia. A partir de dichos rasgos geográficos dedujo una serie de cambios en el devenir histórico que han permanecido como una constante a lo largo de toda la historia. En relación a esto no dudó en afirmar que las características de la geografía física de Eurasia son las más coercitivas para la acción humana, lo que ha hecho que su influencia esté presente en las principales fases de la historia al mantener con esta una relación orgánica.
Pero lo interesante en el análisis de Mackinder es que centró su atención en una región específica del continente euroasiático que denominó la región pivote y a la que asignó un papel decisivo a lo largo de la historia. Esta región comprende un vasto territorio que va desde Asia central hasta Siberia.
En general los límites de la región pivote son los montes Urales en el norte, junto a una ancha faja de bosques y pantanos subárticos, mientras que en la zona más oriental los bosques se extienden hacia el sur hasta la costa del Pacífico, en las tierras del Amur y de Manchuria. Algo parecido sucede en la región occidental de la Europa prehistórica en donde el bosque era lo que predominaba. La estepa abarca una extensión de unos 6.000 Km. desde Hungría hasta el pequeño Gobi en Manchuria, y se caracteriza por la ausencia de obstáculos que impidan o dificulten la movilidad. De hecho esta circunstancia es la que a juicio de Mackinder explica que esta región fuese tan favorable para los pueblos nómadas, compuestos de guerreros montados a caballo, que lograron dominar esta zona desde la que emprendieron las más importantes incursiones militares sobre Europa a lo largo de alrededor de mil años.
La importancia estratégica de la región pivote radica en el hecho de que se trata de un espacio que no puede ser cercado desde el mar ni invadido completamente debido a su inmensidad, y cuya ubicación en el corazón de la isla mundial euroasiática lo convierte en una zona estratégica en la medida en que su control permite, a su vez, el control de la política mundial.
En el momento en el que Mackinder pronunció su conferencia no llegó a referirse a esta región pivote como el corazón del mundo, sino como el pivote geográfico de la historia. Pero a pesar de esto el concepto ya estaba establecido, y la idea era clara. La zona descrita tiene un valor estratégico fundamental en el marco de la lucha entre las potencias del mar y de la tierra por la supremacía mundial. Esto último era, asimismo, la expresión de su particular manera de entender la historia universal como una conflagración entre potencias marítimas y continentales, lo que influyó decisivamente a muchos y muy diferentes autores de la geopolítica, y especialmente en el ámbito alemán de la llamada Geopolitik.
Por otro lado hay que destacar que la conferencia de Mackinder se inscribía en un contexto histórico e internacional en el que se planteó la reforma del imperio británico, en un momento en el que era preciso analizar los principales riesgos y amenazas para su seguridad. A este respecto la descripción de Mackinder resultó esclarecedora en la medida en que conceptualizó a Gran Bretaña como una potencia marítima, y destacó la necesidad de impedir el control de la región pivote a cualquier potencia continental, pues de lo contrario estaría en grave peligro su hegemonía.
Mientras los mares habían servido como medio por el que se habían desarrollado las grandes autopistas del comercio mundial, y sobre el que históricamente Gran Bretaña había ejercido su dominio, la región pivote a la que Mackinder se refirió ofrecía unas características peculiares que se han reflejado a lo largo de la historia. En este sentido Mackinder destacó cómo en el pasado la estepa de esta región había servido a los pueblos nómadas para lanzar sus incursiones de conquista en todas las direcciones y establecer así su dominio con la construcción de imperios continentales.
Las circunstancias históricas y tecnológicas del principios del s. XX hicieron que el escenario político adoptase una dimensión planetaria, que las distancias se acortasen como resultado del uso del barco de vapor en los mares, mientras que en tierra firme el tren prometía convertirse en un poderoso medio de transporte para conectar la región pivote, y de esta manera permitir que una sola potencia se erigiese con el control de esta zona de valor estratégico. Sin duda esta era una posibilidad inquietante para los intereses británicos, lo que inevitablemente exigía reconsiderar la política mundial del imperio para impedir un escenario de estas características. En este contexto es en el que se ubica la naciente teoría del heartland de Mackinder.
Si en el pasado la región pivote había facilitado a los pueblos nómadas la movilidad con la que llevaron a cabo sus conquistas, el ferrocarril prometía mantener conectada esta región y facilitar el aprovechamiento de sus vastos recursos por aquella potencia que fuese capaz de construir las autopistas de hierro y ejercer su dominio sobre el continente euroasiático. De hecho, para Mackinder el ferrocarril era equiparable a los caballos de los antiguos pueblos nómadas al facilitar las conexiones transcontinentales. Entonces, el ferrocarril es presentado como la base para la construcción de un poder político capaz de controlar la región pivote, y de esta forma concentrar sus ingentes recursos materiales y económicos para desarrollar un gran mundo económico al margen del comercio oceánico. Esto es lo que crearía unas condiciones favorables para que dicha potencia continental utilizase los recursos del continente para construir una flota y alzarse con la supremacía mundial. Y ahí radica toda la preocupación geoestratégica sobre la que posteriormente fue construida la teoría geopolítica del heartland.
Así pues, las apreciaciones hechas en “The Geographical Pívot of History” sirvieron a Mackinder de punto de partida para el desarrollo y perfeccionamiento de su teoría geopolítica. Tal es así que conviene constatar una evolución en cuanto a la extensión de la región pivote a la que más tarde Mackinder llamó el corazón de la tierra, de la isla mundial. Esto puede comprobarse en su obra posterior titulada Democratic Ideals and Reality y en la que Mackinder desarrolló una mejora y ampliación de las tesis contenidas en aquella conferencia inicial de 1904.
En Democratic Ideals Mackinder terminó de delinear una nueva geografía global en su manera de conceptuar la tierra como un sistema cerrado. Eurasia y África forman la isla mundial que concentra la mayor parte de recursos y habitantes de todo el planeta. Esto convirtió a Eurasia en una zona de una importancia crucial, a lo que unió el denominado heartland como región estratégica para el dominio de este macrocontinente y, consecuentemente, también para el dominio mundial.
La principal diferencia del heartland en relación a la región pivote es que abarca una superficie mayor. De este modo en 1919 Mackinder añadió el curso de los grandes ríos tibetanos y mongoles de la India y China a las áreas de Asia central que en 1904 consideraba parte de la región pivote. Además de esto incluyó los países comprendidos entre Escandinavia y Anatolia, es decir, toda la región de Europa central y oriental que pasó a formar parte del corazón continental. Juntamente con esto hizo una serie de precisiones sobre esta región que no había hecho en 1904. En lo que a esto respecta destacó la centralidad del heartland en el continente euroasiático, de tal forma que quien controle esta región ocupa igualmente una posición central en el sistema internacional como potencia dominante capaz de proyectar su poder en todas direcciones a escala mundial. En este sentido el heartland no es únicamente, ni tan sólo, el que determina el poder que rodea a la isla mundial, sino que sobre todo es un indicador de ese mismo poder. En este punto cobraron especial relevancia sus reflexiones sobre el papel de Europa oriental en relación al control del corazón continental. De aquí se deriva la afirmación de Mackinder: “Who rules East Europe commands the Heartland: Who rules the Heartland commands the World-Island: Who rules the World-Island commands the World”.[2]
De lo anterior se deriva la existencia de zonas de presión como es el creciente interior que constituye una zona de disputa entre las potencias marítimas y continentales para el control de la isla mundial. Esto es lo que condujo a Mackinder a abogar por una estrategia dirigida a cercar a cualquier potencia continental que tuviera la pretensión de controlar el heartland, lo que en el marco histórico del final de la Gran Guerra supuso la creación de una serie de Estados tapón en Europa oriental que operaron como un cordón sanitario entre Alemania y Rusia para, de esta manera, evitar una alianza entre estos Estados que pusiera en peligro la supremacía de la principal potencia marítima del momento, esto es, Gran Bretaña.
Llegados a este punto cabría preguntarse por qué una teoría geopolítica que fue formulada a principios del s. XX, y que fue concebida para dar respuesta a las necesidades estratégicas del imperio británico tanto antes como después de la Primera Guerra Mundial, aún tiene vigencia en el ámbito de las relaciones internacionales, y más concretamente en el marco de la política exterior de las grandes potencias. La razón de que esto sea así se debe, al menos en parte, a la conceptualización de la historia mundial en términos geopolíticos en la medida en que fue definida como una lucha entre potencias marítimas y continentales. Pero más importante que esto fue el hecho de que las ideas de Mackinder dejaron una huella indeleble en el pensamiento geopolítico al influir a autores de todas partes del mundo, y muy especialmente a alemanes y estadounidenses.
Sin embargo, la influencia de Mackinder no se circunscribió a un ámbito meramente intelectual, sino que por el contrario impactó decisivamente en la formulación de la política exterior de las principales potencias de su época, y muy particularmente de EEUU. Esto se manifestó en el hecho de que el escenario geopolítico internacional había adquirido dimensiones planetarias, con lo que la lucha por la supremacía mundial pasó a definirse en unos términos geopolíticos más amplios debido al influjo de la tecnología y la consecuente rapidez en las comunicaciones. Esto es lo que produjo la participación de EEUU en una serie de conflictos y luchas de las que hasta entonces se había mantenido distante, lo que implicó que un nuevo actor de dimensiones continentales reorganizase las relaciones internacionales. En este contexto es en el que fue posible la continuidad de la teoría del heartland ideada por Mackinder, sobre todo en la medida en que su testigo pasó a manos de Nicholas Spykman quien contribuyó decisivamente a definir la estrategia internacional de EEUU en su política exterior.
Notas:
[1] Mackinder, Halford J., “The Geographical Pivot of History” en Geographical Journal Vol. 23, Nº 4, 1904, pp. 421-444
[2] Ídem, Democratic Ideals and Reality. A Study in the Politics of Reconstruction, Washington D. C., National Defense University Press, 1996, p. 106